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Ni fútbol ni ballet: mi hijo hace yoga
12 de Septiembre de 2018

En nuestro centro de yoga en Durango hemos observado que, durante mucho tiempo, en nuestro país las opciones extraescolares para niños se han limitado a actividades de fuerte calado en nuestra cultura como son el baile flamenco, el fútbol o el teatro. Si bien estas prácticas trataban de fomentar valores positivos como la deportividad, la perseverancia o el trabajo en equipo, también es cierto que existen otras necesidades o inquietudes como el auto-conocimiento, la gestión emocional, el desarrollo o la potenciación de ciertas habilidades físicas y psíquicas que en etapas precoces de crecimiento no se cubrían satisfactoriamente.

Esta discriminación ha ido solventándose con el paso del tiempo gracias a la demanda social en el ámbito deportivo de actividades como el Pilates, el Yoga o la Meditación. De hecho, es ya frecuente también que empresas españolas cuenten en sus dinámicas de grupo con actividades de relajación, clases de respiración o talleres posturales.

De esta misma manera, puede afirmarse que cada vez más a menudo en el ámbito educativo, y desde las fases más tempranas – guarderías y aulas de dos años- se recurre al yoga infantil como actividad complementaria. Es, entonces, en este contexto en el que verdaderos profesionales, como los de nuestro centro de yoga en Durango, entran en escena.

Pero, ¿qué beneficios puede reportar el yoga en la infancia? Numerosos estudios avalan su eficacia en el tratamiento de problemas de concentración, hiperactividad y déficit de atención, de memoria, de estrés, de respiración, de agilidad e, incluso, de autoestima.

La práctica está recomendada a partir de los cuatro años y, además de los anteriores beneficios mentados, existen más, de índole familiar, si los progenitores se involucran en el desarrollo de la actividad. ¿Cómo? A través de la motivación y del apoyo. ¡En Ananta Yoga os esperamos impacientes a padres e hijos!

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